Cuando la investigación desmonta verdades cómodas
El ensayo "Escenas de la Modernidad o la Historia de la Barbarie: Por una Educación en Derechos Humanos De(s)colonial", de Carlos Henrique de Lucas, inaugura la editorial de la Revista Espirales: Horizontes Insurgentes. Y la elección no podría ser más simbólica. El texto, que revisita la modernidad desde el punto de vista de los silenciados, es un gesto editorial necesario.
Carlos Henrique de Lucas propone una pregunta incómoda: ¿qué sucede cuando desviamos la mirada de la narrativa europea y encaramos la modernidad a partir de las víctimas del progreso? La respuesta atraviesa cuatro escenas históricas, desde la violencia colonial en las Américas hasta el horror de los campos de exterminio nazis, para revelar un patrón. Algo que llamamos civilización, y que, según el autor, siempre ha caminado de la mano con la barbarie.
La investigación evidencia que los pueblos indígenas, los africanos esclavizados, las mujeres y otras poblaciones subalternizadas fueron tratados como obstáculos a ser eliminados o moldeados a la fuerza. La violencia, por lo tanto, no fue un desvío histórico, fue fundamento, fue proyecto. Y todavía resuena en las estructuras sociales, políticas y epistémicas que persisten en el siglo XXI.
Al inaugurar Horizontes Insurgentes, el ensayo de De Lucas reafirma el papel de la investigación como herramienta de desnaturalización. Leer este trabajo es comprender que ninguna narrativa es neutra, que toda historia tiene múltiples voces y algunas de ellas fueron silenciadas justamente porque revelan el otro lado de la modernidad.
El valor de la investigación reside en el gesto de iluminar lo que fue ocultado, cuestionar lo que parecía cierto e invitar al lector a ver el pasado no como una memoria pacificada, sino como un campo de disputa. En un tiempo marcado por simplificaciones, trabajos como este amplían el horizonte y se alzan contra el olvido.
